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Centenario de la muerte de Fermín Calbetón

Publicado el 31 de enero de 2019.

Se cumple un siglo del fallecimiento de Fermín Calbetón

El 4 de febrero de 1919 fallecía en Madrid Fermín Calbetón, uno de los donostiarras más ilustres que ha dado nuestra ciudad.

“Fermín Calbetón nació en Donostia San Sebastián en 1853, de la que nunca se olvidaría, pero desarrolló gran parte de su vida profesional fuera de ella. Se doctoró en Derecho en Madrid y llamado por su padre, Joaquín Calbetón, se marchó a Cuba en 1874 poniéndose al frente del bufete paterno. De ideas liberales se afilió al partido de Antonio Maura, obteniendo el acta de diputado a Cortes por Matanzas. Tras diez años de residencia en Cuba regresó en 1884.

En 1886 el ministro de Ultramar, Manuel Becerra, le nombró director general de Gracia y Justicia. Creó la llamada coalición liberal, presentándose, y obteniendo, el acta de diputado a Cortes por San Sebastián.

Nombrado Jefe del Gobierno José Canalejas le designó ministro de Fomento, cargo en el que desarrolló una intensa labor. Rotas las relaciones diplomáticas con el Vaticano y habiendo sido asesinado Canalejas, se encargó del gobierno el Conde Romanones. Para reanudar las relaciones con la Santa Sede se le encomendó a Fermín Calbetón limar asperezas y llevar a buen puerto la reforma del Concordato.
Hombre de gran cultura, hablaba euskera, castellano, francés, inglés, alemán e italiano, dejó una magnífica impresión en el Club diplomático, en las dos ocasiones que ocupó dicha embajada.

San Sebastián siempre estuvo presente para Fermín Calbetón y la ciudad le agradeció todo lo que hizo por ella. En 1910 ante una visita a Donostia, los donostiarras se volcaron en el recibimiento, participando todas las instituciones, públicas y privadas. Fermín Calbetón ante esta muestra de cariño, comentó: "Ha hecho hoy San Sebastián, conmigo, algo que jamás podré olvidar y que se me ha metido muy dentro del corazón."

En 1918 Romanones le nombró ministro de Hacienda, encomendándole la tarea de cerrar unos nuevos presupuestos. El día antes de su fallecimiento se aprobó su proyecto, con la salvedad de que cualquier nuevo tributo, no se hiciera extensivo a las Vascongadas sin previa consulta a sus Diputaciones.
En su testamento ordenaba que su entierro fuese de tercera clase y hecho con la mayor modestia, pero el Presidente del Consejo de Ministros comunicó que se ordenaba se tributasen a Calbetón los mayores honores militares.”

“A las diez de la mañana se verificó con gran solemnidad la conducción del cadáver al cementerio del Este. Las tropas cubrían la carrera. El féretro fue colocado en un armón de artillería. En la primera presidencia figuraban el infante Carlos en representación del rey, el conde de Romanones, los ministros Groizard y Villanueva. En la segunda iban los obispos de Sión, Ciudad Real, Jaca y Sigüenza y representantes de la familia. Entre la concurrencia numerosísima, figuraban los embajadores de Francia, Inglaterra e Italia, Maura, Dato, Alhucemas y todos los políticos y literatos. También iban representantes de los Ayuntamientos de Eibar, Irun, Deva y San Sebastián y de las Diputaciones de Guipúzcoa y Vizcaya.”

El 14 de febrero de 1919, el Ayuntamiento de San Sebastián, por 16 votos a favor y uno en contra, acordó colocar una lápida en su casa natal de la calle del Puyuelo. Asimismo, y por 10 votos a favor y siete en contra, decidió cambiar el nombre de la calle del Puyuelo por el de Fermín Calbetón.

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