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De la Boutique Cristina a Minimil en San Sebastián

Publicado el 08 de junio de 2016.

De la Boutique Cristina a Minimil en San Sebastián

“En la c/ Garibay hay de todo; es difícil encontrar un donostiarra que no pase una o dos veces al día por ella… “Así empezaba Jesús Mª Arozamena, periodista y cronista de la ciudad, la descripción de los comercios que ocuparon esta calle en el s.XIX, en su biografía de Usandizaga, quien precisamente nació enfrente del local que hoy comentamos, Garibay 3.

Nombraba en este lugar la sombrerería de Juan Azpeitia, “único contrincante de Ponsol”  y desde entonces siempre ha habido allí un comercio dedicado a la moda.

En 1901 la sombrerería era de Bianchi, cuando casi toda la confección era artesanal, a medida y realizada a mano in situ… menos las boinas Elósegui de Tolosa, de las que Bianchi tenía la representación.

En 1912, la sombrerería pasó a Manuel Merino que fue incorporando otros artículos como bastones y paraguas, complementos que eran de uso diario e imprescindible. En aquellos tiempos no había un caballero que saliera a la calle sin sombrero y bastón.

A partir de los años 30 el uso del sombrero fue decayendo. Era una prenda que había identificado la clase social y el status de quien lo vestía y muchos prefirieron prescindir de ella, pasando más desapercibidos en los años previos a la guerra. 

Merino dio la vuelta a su negocio, cambiando los sombreros por la confección de gabardinas.  También dio literalmente la vuelta al nombre del comercio que pasó a llamarse “Honirem”. Fueron muchas las marcas y fabricantes de gabardinas que hubo en nuestra ciudad desde aquellos años. Todo el mundo vestía gabardinas, o impermeables y marcas como el Búfalo, Huracán, Abascal, Pluviax, el Gamo, el Avión… tuvieron gran renombre y empleaban a una considerable mano de obra. Honirem tuvo gran éxito, abriendo tiendas en la c/ Elkano, Zarautz, Irun, Pamplona, y Bilbao.

A Manuel le siguió su hijo Ernesto Merino, casado con Clara Carrión. En los años 60 el establecimiento tomó un nuevo rumbo, trasladando la confección de gabardinas a Amara mientras que en la tienda de Garibay comenzaron con la moda prêt a porter, que también confeccionaban ellos mismos. París seguía dictando la moda y allí iba Clara, como tantos otros, para estar al día de las novedades. Se tomaban apuntes de escaparates y desfiles de moda o se compraban algunas prendas carísimas en las mejores marcas como Valentino o Chanel… y aquí se confeccionaban en sus propios talleres.

Al incorporarse su hija Cristina, el negocio se reorienta según evoluciona el mundo de la moda. Convertida en Boutique Cristina, y con la representación de Courrèges. El gran modisto exigió una tienda con “sabor a alta costura, pero con modernidad” y fue el decorador Aranaz Darrás quien hizo la adaptación.
Hoy en día es la cuarta generación de los Merino la que continúa con la boutique de firmas exclusivas, aunque en este año de tantos cambios comerciales en la ciudad, se ha trasladado a la c/ Oquendo dejando el local de la c/ Garibay. 

Ha sido una casa plenamente donostiarra, Minimil, la que en abril ha venido a ocupar este local con tan larga historia.

Minimil es una empresa familiar creada por Contxu Uzkudun, a la que sus hijas Ana y Beatriz Zuaznabar han relevado. Contxu aprendió desde muy joven el oficio de modista en el taller de Pilar Usarraga, que a su vez lo aprendió de Balenciaga, constituyendo siempre un referente de la marca. En 1971, Contxu con su hermana Carmen abrió su primera tienda “Daros” en Ondarreta y desde entonces se ha dedicado al diseño y confección de moda que realizan en sus propios talleres de Pasajes. En 1975 se trasladaron al centro, a la c/ Elkano, donde han permanecido 40 años, creando la firma Minimil.

Su traslado a Garibay 3 este año, no ha sido fácil, debido a las estrictas normas municipales para restablecer la arquitectura original de los edificios, lo que ha obligado a realizar cambios en la fachada. El resultado final ha respetado lo esencial de la antigua decoración, incluidos los mármoles exteriores y el amplio salón de entrada con aire de “atelier de París”. Tras éste, se abre una tienda moderna, sin apenas decoración, y donde la atención se fija en las prendas expuestas.

Es de agradecer la labor de nuestros creadores que aportan a la moda una visión local y diferenciadora, proporcionando a la vez puestos de trabajo y fama a nuestra ciudad, como en su día lo hicieron  los diseñadores de alta costura, los fabricantes de sombreros y paraguas, de ajuares y canastillas, de gabardinas.
Minimil, ha apostado por el “new basque style” para abrirse al mundo y tiene tiendas en Bilbao, Vitoria y Valencia y sin duda atrae a muchos visitantes que aprecian sus diseños. Ojalá haya muchos más.


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