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Las basuras y la incineración en San Sebastián

Publicado el 10 de marzo de 2016.

Las basuras y la incineración en San Sebastián

En la última reunión de la Junta Provincial de Sanidad se habló del problema de las basuras.

En el Ayuntamiento, el señor Zuaznavar puso sobre el tapete la cremación de las basuras.
Y las gentes se habrán echado a pensar qué será eso de las basuras para que tanto preocupe ahora y no haya preocupado antes. Hay razones para ello; ¡las hay!

Antes, todas las basuras que se producían -y más que hubiese habido-se las llevaban los caseros para abono de las tierras, y el problema estaba resuelto. Hoy, con la práctica, cada vez más extendida de abonar las tierras con los abonos minerales, los caseros abandonan la basura y ésta se va amontonando, amontonando...

El procedimiento no es otro para hacerlas desaparecer que la cremación, pero no en la forma propuesta con mucho mejor deseo que fortuna por el dintinguido concejal señor Zuaznavar, sino en la de la "quema" en gran cantidad y horno dispuesto exprofeso para ello.
El reporter -que tuvo el atrevimiento de opinar que la cremación de las basuras en las cocinas de las casas era irrealizable en la práctica- se vió contradicho por la Sociedad de cocineros donde están los grandes hoteles y casas ricas, los cuales enviaron al señor Zuaznavar un escrito diciendo que la cosa era factible, etc. etc.

Hubo que callar y opinar tan solo que en los grandes fogones, donde se quema media tonelada de carbón de piedra, bien podían quemarse las basuras, pero en los fogones pequeño eso sería otro cantar.

Ahora resulta, esgún parece, y según los cubos los cubos de basura que el reporter ve todas las madrugadas a la puerta de cuatro hoteles que hay desde la redacción hasta su domicilio, que ni tampoco en los grandes fogones se quema la basura.

¡Y es natural... en todo orden de consideraciones! Muy modesto es el pucherete cotidiano de la mayoría de la clase media y modestísimo el de la clase obrera, porque con esto de las subsistencias nos estamos acostumbrando a no comer; pero, ¡caramba!, por modestos que sean los garbanzos y las alubias, a uno le gusta que se cuezan a fuego de carbón o de papeles de periódicos viejos, y no teneindo debajo del puchero la basura ardiendo y despidiendo "efluvios" que en fogones no habilitados para ello tienen que salir necesariamente por los intersticios de la "chapa".

Y como sucede a la casi totalidad de las familias, ocurre a los hoteles. Tendrían que empezar por convencer a los clientes de lo sano e higiénico que resulta el "entrecôt" hecho a fuego de cáscaras de huevo, peladuras de patatas y pellejos de pimientos...

El problema de la desaparición de las basuras hay que acometerlo; en eso está todo el mundo conforme. Pero no hay que irse por las ramas; hay que ir al tronco y acometerlo como se hacen las cosas en San Sebastián -cuando nos decidimos a hacerlas- o sea en grande y mejor que en ninguna parte. ¡Dicho!

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