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Miguel Imaz el constructor del Barrio de Gros

Publicado el 07 de junio de 2015.

Miguel Imaz

El 6 de junio de 1925, moría en Urnieta, destrozado por un tren, el entonces famoso contratista de obras Miguel Ymaz Apalategui.

Para la mayoría es sólo el nombre de la segunda bocacalle de la Zurriola pasando el puente del Kursaal.

Miguel Ymaz había nacido en Ataun en 1873. Vino a San Sebastián empezando a trabajar de simple cantero y llegó a ser uno de los mayores y más respetados constructores de la ciudad, en un momento que se realizaron importantes obras que fueron vitales para el futuro donostiarra.

El Palacio de Justicia, el Hotel María Cristina, el Paseo Nuevo (entonces Paseo Príncipe de Asturias), el puente del Kursaal, el muro de la Zurriola, o el propio Casino Kursaal, obras muchas de ellas de reconocida dificultad, fueron llevadas a cabo por Miguel Ymaz.

Este hombre, casado y sin hijos, debía atravesar ciertos problemas financieros, aunque no demasiado importantes, pero la depresión debió hacerle mella. En su casa dijo que iba a visitar a su familia de Ataun y que tal vez no volviera a la noche. Así se lo confirmó a su mujer por teléfono esa tarde. Pasó la noche en Tolosa escribiendo cartas a familiares y amigos y a la mañana del sábado 6 de junio cogió el tren hasta Urnieta, allí se le vio deambulando por la estación... y murió destrozado al paso de un tren, tanto que tardaron mucho en saber quién era. La noticia no salió en el periódico hasta el martes siguiente (el lunes no había prensa).

Los donostiarras no quisieron recordarle por este triste final. Prefirieron premiar la honradez de este constructor (esa fama tenía) que había sacado adelante tantas obras vitales para la ciudad, dedicándole ese mismo año de 1925, una calle frente al nuevo Gran Casino Kursaal que él también había contribuido a levantar.

“Imaz es un caso de triunfo de la voluntad al servicio de la inteligencia; laborioso, incansable, tenaz, emprendedor, ha llegado por su esfuerzo desde la modestia de su humildad a la posición actual, en que goza de la estimación de todos…” (El Pueblo Vasco, del 15/8/1921)

 


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