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Del Café Madrid a Sketch Concept en San Sebastián

Publicado el 03 de mayo de 2016.

Del Café Madrid a Sketch Concept en San Sebastián

Florentino Rojo fue uno de los empresarios hosteleros más importantes que tuvo San Sebastián a principios del siglo XX. Llegó a dirigir cuatro de los cafés de más renombre que ha tenido la ciudad; el Café de La Marina, Café Norte, Café Rhin y Café Royalty

Fue  trayendo a sus familiares de su Velilla natal, ofreciéndoles la oportunidad de formarse en sus establecimientos. Los primeros en venir fueron sus sobrinos Jerónimo y Gaspar Villagarcía.

Teresa Villagarcía Casla, nieta de Jerónimo y portadora de dos ilustres apellidos de la vida comercial donostiarra, nos relató en su día cómo fue la llegada de los dos hermanos.

“El primero en llegar fue mi abuelo, Jerónimo Villagarcía, al que Florentino le mandó a estudiar interno a Burdeos. Mientras, su hermano Gaspar estudiaba cocina en París, donde permaneció hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial, en 1914. Al regresar le envió, para seguir su formación, al Hotel Alfonso XIII de Sevilla, donde estuvo unos meses. Los dos hermanos se formaron en el Café Rhin, ubicado en la Avenida de la Libertad y con el dinero de una indemnización por un accidente que tuvo en el Topo, la venta de un pequeño coche, unas fincas de su mujer y un crédito que aportó Gaspar, los dos hermanos abrieron en 1926 el Café Madrid, en la Avenida 35.”

La Voz de Guipúzcoa del 7 de marzo de 1926, detallaba la inauguración de este amplio y luminoso café:

“El interior del café-bar está decorado con gusto y sencillez, dominando en él los tonos claros, que hacen resaltar más el apropiado que se ha dado al zócalo. La iluminación es abundante, verdaderamente espléndida, y todos los servicios se han instalado sin perdonar gastos, como lo prueba el lujoso mostrador, obra del señor Vea-Murguia, y todos los aparatos para la producción del café, servicio de la cerveza y cuantos factores intervienen en la venta y el despacho".

Desde el principio elaboraban cocktails y en su barra trabajó ni más ni menos, que Perico Chicote durante su paso por San Sebastián antes de volver definitivamente a Madrid.

Se había abierto en 1926 y para 1933 ya se había encargado a Aizpurua y Labayen, la remodelación del mismo. Ello suponía una apuesta importante, porque estos arquitectos lideraban una línea muy vanguardista en la arquitectura del país. Formaban parte del GATEPAC, grupo que intentaba dar a conocer la nueva arquitectura a través del desarrollo arquitectónico de los locales pequeños.

Habían proyectado el Bar Yacaré en 1929, el Café-Pastelería Sacha en 1930 y ahora, en 1933, diseñaban el nuevo Café Madrid. Ángel Medina en su libro sobre los dos arquitectos nos describe cómo actuaron sobre el Café Madrid:

“El proyecto de remodelación incidió en tres aspectos: el mobiliario, los paramentos verticales y la iluminación. El mobiliario estaba formado por unos sofás con forma de cuarto de circunferencia, unidos entre sí, de manera que formaban un todo único tapizado de cuero. Los paramentos verticales eran unos paneles de cristal coloreado que recorrían unitariamente la estancia hasta unirse con la barra y el botellero. Por su parte, la iluminación se basaba en unas pocas lámparas esféricas colgadas del techo".

Llegaron los años 50 y 60 y el Café Madrid se mantenía activo. Habían cerrado los históricos Royalty, Rhin, La Marina…, pero él conservaba su ambiente tranquilo y reposado, en el que un café conllevaba una larga tarde de tertulia.

El Café se fue remodelando con el paso de los años. La última vez en 1972, aunque siempre mantuvo su espíritu original, lejos del bullicio de las cafeterías.

Sin embargo, la Avenida de la Libertad, se seguía revalorizando cada vez más. Ello generaba nuevas adquisiciones de locales por parte de la banca y que los promotores inmobiliarios comprasen edificios para la construcción de nuevos y más rentables inmuebles.

Cuando tiraron el edificio, el Café Madrid intentó aguantar contra viento y marea, incluso exigió el cumplimiento de una cláusula en su contrato para que no le pusieran delante andamios, pero fue un duro golpe. Finalmente, el 13 de Octubre de 1973, cerró sus puertas uno de los grandes Cafés de San Sebastián.

A partir de ese momento la vida de ese local languideció sin encontrar una actividad que le devolviera el prestigio que le caracterizó, hasta que en 2015, la nueva generación de la familia Arbelaitz, formada por Miriam, Raquel, Mayi y María, tomó la iniciativa de abrir Sketch Concept.

Un nuevo planteamiento de tienda, que como dicen las jóvenes Arbelaitz: “Desde San Sebastián, pero mirando al mundo, seleccionamos marcas emergentes de ciudades como París, Copenhague, Milán, Londres... teniendo muy en cuenta que la calidad tenga un precio asequible.”
 


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