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El Palacio de Aiete un patrimonio de los donostiarras

Publicado el 03 de septiembre de 2015.

El Palacio de Aiete un patrimonio de los donostiarras

El día 3 de mayo de 1940, hace 75 años, el alcalde Antonio Paguaga firmaba la compra del Palacio de Aiete para ofrecérselo a Franco durante sus estancias estivales.

Esta residencia del siglo XIX es uno de los lugares que más importancia han tenido en la historia moderna de San Sebastián, sólo comparable al Ayuntamiento viejo, el Casino y el Palacio de Miramar.

Construido en 1878 por los duques de Bailén, a los pocos años ya sirvió de residencia a la entonces reina madre Isabel II, y en 1887 fue ofrecida por la propia duquesa viuda a la reina María Cristina, siendo su residencia veraniega hasta que terminó la construcción de su Real Casa de Campo de Miramar en 1893. En 1912 fue adquirido este palacete por la condesa de Casa Valencia (Mª Teresa de Valencia) continuando en la familia hasta su venta a la ciudad de San Sebastián en 1940. En 1977, tras la muerte del dictador, sus magníficos jardines fueron abiertos al público.

Setenta años después de que el palacio pasara a ser propiedad donostiarra, el 2 de septiembre de 2010 se inauguraba oficialmente la Casa de la Paz y de los Derechos Humanos, actuación llevada a cabo por iniciativa del alcalde Elorza, que pensó que era el lugar más apropiado para el desarrollo de actividades en pro de la Paz.

Desgraciadamente el Palacio de Aiete, cuidadosamente conservado hasta los años 80 y digno de visita como un espacio museístico de los más valiosos de la ciudad, ha sufrido una degradación constante y el edificio, en buena parte, ha dejado de ser palacio para convertirse en simples oficinas quedando sólo (que sepamos) la planta noble que todavía guarda el recuerdo de lo que fue una Residencia Real.

La última vez que lo visitamos, acababa de caerse una magnífica araña de bronce, sobre una mesa de madera que quedó seriamente dañada. Muestra del deficiente mantenimiento de un lugar tan importante y valioso. Llevaba una semana caída y nadie había hecho nada por recogerla… Después de aquel día siempre hemos encontrado cerrado el palacio.

Nos entristece que se hayan maltratado edificios tan emblemáticos como el Palacio de Miramar, el palacete de Cristinaenea o este Palacio de Aiete por muy buenos fines que tuvieran sus reformas. Perdemos patrimonios fundamentales de nuestra historia y recursos educativos y turísticos, tan necesarios para la ciudad.

Las imágenes no pueden menos que incluir algunas con el Dictador habitando el palacio que el consistorio de la postguerra le ofreció para seguir con la tradición del veraneo de la Corte.


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