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70 años del traslado del Ayuntamiento de San Sebastián

Publicado el 21 de enero de 2017.

70 años del traslado del Ayuntamiento de San Sebastián

Cumplir 70 años es una buena razón para recordar el traslado de la vieja Casa Consistorial de la plaza de la Constitución, a su sede actual de Alderdi Eder. Tal día como hoy, el 20 de enero del año 1947, se inauguró el nuevo ayuntamiento de San Sebastián en el antiguo Gran Casino, que había sido reformado para acoger las oficinas municipales.

El Gran Casino donostiarra
El suntuoso edificio del que tan orgullosos nos podemos sentir los donostiarras, nació de un impulso colectivo de muchos ciudadanos, para dotar a San Sebastián de una infraestructura imprescindible para competir con las mejores estaciones balnearias europeas. Personajes influyentes de la época como Brunet, Echagüe, Collado, Satrústegui, López (marqués de Comillas), aparecen como accionistas pero con ellos más de 350 comerciantes, hosteleros, impresores, constructores, industriales, etc., apoyaron la iniciativa adquiriendo una o pocas acciones más, cubriendo las 900.000 ptas., necesarias para su construcción. Los terrenos de Alderdi Eder eran municipales y fueron cedidos durante 60 años a la Sociedad Gran Casino, teniendo que revertir a la ciudad, solar y edificio, en 1947.

Desde 1887 en que se inauguró y durante 35 años el Casino fue el motor de una ciudad con espíritu festivo. Fuegos artificiales, carnavales, golf, hipódromo, festivales aéreos, conciertos diarios, mejoras en la ciudad como el Paseo de la Concha, nuevos puentes, Paseo Nuevo, etc., así como aportaciones para la beneficencia, se hicieron gracias al dinero y la actividad que generaba el Gran Casino.

La prohibición del juego de 1924 durante la dictadura de Primo de Rivera, puso en un serio aprieto a los casinos de la ciudad y en especial, al monumental casino de Alderdi Eder que tras haber dado importantes ganancias, pasó a dar sólo gastos. En 1938, durante la Guerra Civil, la Sociedad del Casino terminó vendiendo anticipadamente el edificio al Ayuntamiento, por 100.000 ptas. La ciudad soñaba con que volvieran los “tiempos dorados” del juego, pero tras finalizar la guerra y tras varios intentos, se perdió toda esperanza. La “cruzada nacional” había ganado la guerra y la moral reinante no iba a tolerar de nuevo el juego en los casinos.

Una nueva Casa Consistorial
La antigua Casa Consistorial ocupaba el frente de la Plaza Nueva (actual Plaza de la Constitución) desde 1718. Totalmente destruida en el incendio de 1813, fue reedificada en estilo neoclásico e inaugurada en 1832, cuando la población donostiarra no llegaba a los 9.000 habitantes. Las dependencias municipales ni tan siquiera ocupaban todo el edificio. En el segundo piso, estaban los salones del “Consulado” donde la alta sociedad mercantil donostiarra celebraba sus reuniones y sus fiestas.

Pasado más de un siglo, la ciudad había crecido vertiginosamente y también los servicios municipales, de tal forma que ya no cabían en el viejo ayuntamiento y nuevas oficinas se habían extendido por la ciudad. El vacío edificio del Casino podía ser la solución y así en 1941 se acordó el traslado de la Casa Consistorial para lo cual se efectuarían reformas que no deberían superar las 500.000 ptas.

La Transformación del Casino
El Gran Casino de Alderdi Eder había sido inaugurado en 1887. Obra de dos jóvenes arquitectos, Luis Aladrén y Adolfo Morales de los Ríos, era un edificio de estilo ecléctico con elegantes fachadas de piedra arenisca aligerada con decoraciones de azulejos, siguiendo la moda de las construcciones de las poblaciones balnearias francesas.

En 1943 fue el brillante arquitecto Luis Jesús Arizmendi, (1912-1981) el encargado de llevar a cabo la adaptación a las nuevas necesidades. Arizmendi había sido el primero de su promoción en 1936 y en 1941 había accedido al puesto de arquitecto municipal.

Su intervención fue importante pero muy respetuosa, dejando el edificio preparado para que pudiera volver a utilizarse como casino si llegaba el caso. Su mayor transformación la realizó en las fachadas traseras que ennobleció con grandes ventanales, al mismo tiempo que eliminaba las antiguas estufas acristaladas y el cuerpo posterior de ladrillo que albergaba el escenario del Gran Salón. Esta obra le permitió ensanchar la calle Igentea por donde iba a quedar establecida la entrada principal, bajo un espacioso hall cubierto, flanqueado por nuevos jardines. También el interior del Salón fue mejorado, cambiándose la tarima de madera por suelo de mármol, completando el antiguo frente del escenario con las mismas columnas pareadas del resto del salón y colocando magníficas vidrieras Mauméjean. Por otra parte, el sótano donde hoy se encuentra la biblioteca municipal, fue otra reforma importante realizada como espacio para albergar exposiciones.

La fiesta inaugural del 20 de enero de 1947
Tras cuatro años de obras, todo estaba preparado para la inauguración del nuevo ayuntamiento y la fecha elegida fue la del santo patrón donostiarra.
El día empezó con la entonces tradicional tamborrada de la Unión Artesana que salía de madrugada (y no como ahora, en la arriada). A las 8.30 h. se revivió en la Plaza, entonces oficialmente llamada del “18 de Julio”, la sokamuturra, algo extraordinario que produjo muchísima animación, ya que hacía muchos años que no se hacía.

A las 10 se celebró la misa solemne en Santa María, “oficiada de pontificial” por el obispo de la diócesis. A la salida, las autoridades formaron en solemne comitiva para trasladarse a Alderdi Eder y tomar posesión de la nueva Casa Consistorial. Precedidos por la Banda de txistularis, en primer lugar iba el obispo con el Cabildo parroquial de Santa María, llevando cruz alzada como signo de autoridad. Tras ellos desfilaba en doble fila el “Ayuntamiento en Corporación”, con los engalanados maceros delante y los concejales vestidos de rigurosa etiqueta con sombrero de copa. Cerraba este desfile el alcalde Rafael Lataillade junto al delegado del ministro de Gobernación y el Gobernador Civil. Tras ellos una numerosa comitiva de autoridades locales y foráneas invitadas al acto.
La procesión llegó hasta la puerta principal y desde la propia escalera de honor el obispo dio su bendición y el alcalde “ante la imagen del Sagrado Corazón entronizado ya y colocado en lugar de preferencia, leyó el acto de consagración del ayuntamiento y de la ciudad” según relató la crónica del DV. El Orfeón Donostiarra, que precisamente celebraba sus Bodas de Oro, cantó un Ave María. Posteriormente en el Gran Salón prosiguieron los discursos ensalzando las instalaciones y añadiendo las consabidas loas al engrandecimiento de España y como no, al invicto Caudillo.

La tamborrada infantil
En Alderdi Eder formó por primera vez ante el nuevo ayuntamiento la tamborrada infantil de Euskal Billera acompañando a la carroza de la Bella Easo que aquel año era la joven Luisa Carril. Debían ser apenas unos cuarenta chavales con su Tambor Mayor José Mª Lastagaray. Nada parecido a la actualidad en que son más de 5.000 los pequeños tamborreros que desfilan.

Futuro de la Casa Consistorial
El Ayuntamiento viejo de la plaza de la Constitución, tras su reconstrucción, tuvo una larga vida de 115 años. Vio crecer una ciudad nueva dentro de las murallas y otra más nueva cuando éstas se derribaron. Presidió las fiestas, le visitaron personalidades como Napoleón III y la Reina Victoria de Inglaterra. En el salón del trono recibieron a los monarcas Mª Cristina, Alfonso XIII y Victoria Eugenia. Se celebró allí una memorable cena del más alto rango, cuando San Sebastián fue sede la Liga de Naciones en 1920, etc.

Desde 1947, el nuevo ayuntamiento no ha parado en su actividad y ha visto expandirse la ciudad por el Sur hasta Anoeta y Loyola, por el Este hasta Inxtaurrondo y Alza y por el Oeste hasta Igara y Añorga… Y tras 70 años, en que la población ha crecido de los 110.000 a los 185.000 habitantes, la Casa Consistorial se ha vuelto a quedar pequeña. De nuevo las oficinas municipales necesitan más espacio y se tiene previsto trasladarlas al edificio de la c/ Easo donde se ubicaban la Policía Municipal y los Bomberos, dejando el ayuntamiento actual para despachos de alcaldía y grupos políticos, para la celebración de los plenos y para las nuevas oficinas de Turismo. Pero todavía quedará mucho espacio sin utilizar.

Quizá sea el momento de dotar al actual ayuntamiento de nuevos usos teniendo en cuenta el lugar privilegiado en que se halla. Cualquier visitante pasa más de una vez al día por delante del más espléndido edificio con que cuenta San Sebastián, sin que éste les pueda ofrecer nada en estos momentos. Sería interesante que los elementos tractores de nuestra ciudad, tanto económicos, sociales, como culturales, pudiesen participar en una “tormenta de ideas”, que permitiese a la Corporación contar con planteamientos creativos, para que teniendo en cuenta las necesidades y realidades de la ciudad, hiciese brillar al “Gran Casino de San Sebastián”, en beneficio nuevamente de los donostiarras.
 


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